martes, 21 de julio de 2009

Fuego

¿Qué es el fuego? ¿Se puede considerar uno de los cuatro elementos básicos de la vida cuando depende de otros para existir y acaba con los demás? Se encuentra relacinado con la muerte, la destrucción, la corrumpión y el castigo. ¿Es lo que ocupa las noticias del verano debido a la devastación que provoca en los bosque de todo el mundo?

Es aquello que se encuentra en la mirada de todos los seres vivos. Es lo que provoca el odio y el placer. Nos impulsa a meternos donde no debemos acabemos bien o mal parados. Son los puños cerrados y las manos extendidas, para golpear o acariciar.

¿No es curioso que una mano caliente que acaricie una piel desnuda provoque escalofríos? ¿Ni que una boca húmeda en contacto con otra haga subir la temperatura? ¿O qué una pareja desnuda en un frío invierno tenga que quitar las mantas de la cama?

Pequeñas e inocentes caricias pueden hacer subir la temperatura. Dedos que se deslizan por la ropa, entre la ropa, por la piel. Buscamos unos brazos en los que estar, en los refugiarnos, en los que sentir el calor.. Buscamos compartir nuestro fuego y que nos den fuego. Buscamos a alguien que nos haga sentir esa sensación, que nos deje estar con ella y en ella, que nos de ese calor, ese fuego, que nos derrita, que nos queme, pero que no nos consuma.

El fuego esta en nuestros cuerpos ansiosos del fuego de los demás.

4. Poder

El chico se despertó, notó el calor de un cuerpo a su lado, como un brazo pasaba por su pecho y algo mojado en el brazo derecho. No tenía que girarse para ver a la niña de seis años abrazado a él, y con un pequeño regero de baba saliendo de su boca y acabando en su brazo.

Ella dormía mal por las noches, desde siempre. Siempre se escapaba en mitad de la noche y se metía en la cama de su padre. Él siempre se despertaba antes de que sonara el despertador, pero no despertaba a su hija. En esos minutos se quedabe en silencio, pensando y, en ocasiones, como hoy, recordando.

Recordaba como era cuando era más joven, en la madre de su hija, en como todo se estropeó, en como la perdió y como ella misma se perdió, en como una mujer renunció a su propia hija, rehizo su vida y se olvidó de los dos para siempre.

El pitido taladrante del despertador lo trajo de vuelta a la realidad, la niña se movió como esperando que el sonido parara, pero al no hacerlo abrió lentamente los ojos y se encontró con los de su padre. La niña, aún más en el mundo de los sueños que en la realidad, sonrió.

El poder de esa sonrisa hozo que su padre se olvidara de todo, que su cara se iluminara, que sonriera y la abrazara. El despertador aún sonaba y los recuerdos no eran nada.

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Cuando acabé de contar esta historia también regresé a la realidad, a la mía. Estaba en un pub donde sonaba el último éxito del verano. Estaba lleno y me encontraba en la barra, sentado. A mi lado una chica me escuchaba, me miraba fijamente.

- Tengo la piel de gallina. Esa historia es increible. Tienes un don.

Sonreí un poco, aparté la mirada y negué con la cabeza, mientras ella se acercaba, para algunos, peligrosamente. Conocía la situación, ya la había vivido. en ocasiones me costaba conectar con la gente, no sabía que decir, como decirlo ni en que momento. Por eso recurría a las historias, todas ficticias o basadas en algún hecho personal o ajeno. Después de la historia surgía la conversación. Hacía mucho tiempo, había descubierto que lo que contaba gustaba y que en ciertos ambientes, a ciertas, tratando ciertos temas... lo tenía todo hecho.

- Oye... - empezó a decir ella, pero la impedí continuar. alcé una mano y negué con la cabeza. Muchos podrían criticarme por no seguir, otros por seguir. La cuestión es que él, yo mismo hace tiempo, habría seguido a delante, pero ya sabía el resultado: si pasaba de esa noche, en algún momento acabaría estropeandolo porque todo surgía de una mentira, de una historia que no decía nada de mi.

En mi mente de adolescente, antes, pensaba que lo que tenía era un poder, algo superior a la mente humana y que servía en todas las ocasiones y eso no es cierto, simplemente sabía lo contar lo que la gente necesitaba oír en algunos momentos.

Sonreí, me despedí, salí y me fui.

domingo, 12 de julio de 2009

3. La chica de la mirada

No sé como lo hace, pero siempre lo consigue, cuando alza la cabeza y mira al infinito, clavando en algo perdido en el horizonte con sus ojos verdes y esa sonrisa dibujada en el rostro… en ese momento todo desaparece. Incluso yo mismo desaparezco, me siento un simple observador, un mirón con un telescopio apuntado a la azotea. Es irreal.


Quisiera parar el tiempo y que nos quedáramos inmóviles, ella arriba, allí, sentada y con su mirada perdida y yo algo más abajo, contemplándola como si fuera un ser místico, místico y sagrado. Cuando pone esa expresión únicamente puedo escuchar mi propio corazón que parece detenerse poco a poco.


La primera vez que la vi me juró que odiaba su sonrisa, que odiaba sonreír, logré que cambiara de opinión a base de hacer el tonto para que riera. Fue una suerte que lograra convencerla para que sonriera y lograr que fueran pocas las veces que dejara de hacerlo.


La última vez que la vi sonreír su sonrisa era sincera, pero débil, una pequeña pero hermosa mueca. No hacía tonterías aunque si buscaba la forma de hacerme sonreír. Lo consiguió.


Toda tienda de fotos que se precie tiene una serie de retratos en vitrinas. En la nuestra también se encuentra esa sección. En una vitrina, disimuladamente en el centro se encuentra un retrato. En él se ve a una chica de pelo y ojos claros casi de perfil. Mira al horizonte, con la vista segura pero perdida. Sonríe.


La historia del principio no es un cuento inventado, ni dedicado a una foto, esta dedicado a un ser de carne y hueso. Ella no llegó a ver la tienda abierta. Ni supo que existía, ni que era un proyecto. Todo lo suyo fue muy anterior a este relato. Todo lo del relato es muy posterior a ella.


La chica de la mirada murió poco después de cumplir los 19. No llegó a disfrutar por completo de la vida. Sus años felices me los entregó libremente y yo fui feliz con ella mientras lo nuestro duró. Luego ocurrió lo que suele ocurrir en estos casos. Me hundí, me deprimí, me aislé… encontré una de sus cartas, la escribió antes de morir. Me pedía algo…


Puede que haya pasado mucho tiempo desde eso, pero por fin he podido hacer su último deseo realidad y si alguna vez dudo, tengo su retrato, mirando al horizonte, al futuro, sin miedo, sin dudas. Como ella lo hacía, como ella quería.


- ¿Aún la echas de menos? – me pregunta en alguna ocasión Marta cuando me pilla al abrir o cerrar la tienda mirando su foto.


- No. - contesto serio y seguro.


Ya no lo hago. El pasado lo recordamos, pero no vivimos en él. Por eso sigo adelanto, aunque tenga su foto. Porque solo esta para recordarme porque me levanto cada mañana. Para vivir.

jueves, 9 de julio de 2009

2. Negocio. La curiosa relación con Marta.

Hola de nuevo, sigo por aquí. Empiezo a plantearme la posibilidad de ser uno de los protagonistas, ¿seré el personaje principal? No soy capaz de contestar a esa pregunta, lo que si sé es que voy a presentaros a otro personaje. Se trata de una chica que se llama Marta.

Marta y yo, yo y Marta. Podría contar tantas cosas… Intentaré hacer un resumen. Nos conocimos por casualidad, tan simple como coincidir en un semáforo de peatones en rojo, escuchar que cantaba una canción y hacer un comentario sobre esa versión de la canción. Ella me escuchó y comenzamos a discutir hasta que tuve que bajarme en mi parada del metro. Realmente la discusión duró hasta el andén de la estación, allí ya decidimos presentarnos y comenzar a conocernos. Después de eso pasamos por todas las fases imaginables y posibles de la relación entre dos personas, absolutamente todas. Comenzamos como amigos y poco a poco nos fuimos conociendo más, mucho más, superamos las barreras de la amistad, para bien y para mal. Lo que empezó acabó, nos distanciamos, nos separamos, nos odiamos y casi nos olvidamos… Ahora somos socios, tenemos un pequeño negocio, una tienda de fotografía, que tiene lo mismo que toda tienda de fotografía: revelado, venta de artículos, hacemos fotos… pero no de carné, solo trabajamos en blanco y negro.

Existen distintos tipos de negocios: las franquicias, tiendas de las que encuentras clones dos calles arriba o abajo, se ven más los restaurantes de comida rápida, pero también las tiendas de determinadas marcas crecen como setas tras la lluvia. Luego están las que llamo tiendas calcadas, no es lo mismo que una franquicia, pero tiene algo similar, son tiendas agrupadas por el parecido de sus actividades, véase: panaderías, peluquerías, librerías, perfumerías y si, también tiendas de fotografía. Y por último están las tiendas originales como pueden ser las de artículos de broma o las de jabones o incluso las que venden algún tipo de elemento religioso o piedras curativas, si es cierto que no hay solo una de este tiempo en una ciudad grande, pero se ven menos.

Cuando nos planteamos abrir “El Ojo de la Cámara Oscura” pues así se llama la tienda, llegamos a la conclusión que sería una original tienda calcada. ¿Por qué fotografía en blanco y negro y no en color? Simple amor al arte, es algo que tenemos en común. Si puedes trabajar en algo que te gusta, adelante.
La tienda va relativamente bien, se puede decir que llegamos a fin de mes y podemos tener algún capricho. No hay mucha gente que lleve carretes para revelar, pero cada vez acude más gente en busca de retratos o sesiones de fotografía. Tampoco queremos más.

Por si queda alguna duda Marta y yo solo somos compañeros de trabajo, hemos recuperado parte de nuestra amistad, pero se ha quedado ahí, no hay nada más, no falta que hace, hablamos de nuestros asuntos, nos contamos nuestras cosas y nos aconsejamos en todos los aspectos de la vida. Pero no vamos a volver a pasar ninguna línea, no hace falta. Así esta bien y no es conformarse con poco, es más que suficiente.

Marta comparte piso con su amiga Laura, aunque esta última no creo que ocupe demasiado tiempo ni espacio en estas páginas, más que nada porque nos llevamos mal. Durante la fase de distanciamiento y odio, Laura se encaró en más de una ocasión conmigo y, aunque todo es pasó, aún me guarda cierto rencor y me pone mala cara si me ve a parecer por su piso. Piensa que las cosas volverán a ser como antes, que antes o después saltará una chispa entre Marta y yo, que todo volverá a ser como antes y que acabará igual de mal que antes o incluso peor. Eso no pasará, se lo hemos repetido una y mil veces, más veces incluso de lo que lo estoy repitiendo aquí, pero no hay manera, así es Laura. Cuando se le mete algo en la cabeza no hay forma de sacárselo.

En cuanto a mí, vivo en un pequeño estudio, es como una habitación en la que hay de todo. Tengo un salón-dormitorio que está algo separado de la cocina y, eso sí, el baño es independiente, con puerta y todo y suficientemente grande para que entre un lavaba, un váter y una pequeña ducha y tampoco te vas chocando con ellos al entrar, aunque al entrar da la sensación de estar todo pegado. Estoy pensando en mudarme a algo más grande. Espero encontrar algo en un par de páginas.

miércoles, 8 de julio de 2009

1. Empezando.

Todo tiene un principio. La vida también. La mía empezó hace algunos años y si has leído el titulo te puede chocar. No es una historia de ciencia ficción, ni de fantasía, ni me he muerto y he vuelto a la vida, ni estoy rememorando mi pasado, tal vez no sea real y simplemente sea el personaje creado por la persona que decidió escribir esta historia e incluirme en ella. Estoy siendo demasiado complejo, bastaría con algo como:

- Hola, soy Jorge y tengo 27 años.

Aunque parece la presentación en un grupo de ayuda social y no es el caso, sin pretender faltar a ningún de estos grupos. Pero no tomo ninguna sustancia nociva para el organismo, aunque puede que beba algo, sin pasarse, alguna vez; tampoco fumo, lo deje hace un tiempo, no mucho. No tengo ningún tipo de problema ni físico ni psíquico, tampoco me estoy muriendo. Se podría decir que soy un tipo normal.


Soy un chico heterosexual que no tiene problemas con los gustos ni la forma de ser de los demás. Respeto todas las razas, las inclinaciones religiosas y sexuales, puede que me de un poco de palo que un chico pretenda ligar conmigo y tenga que decir:


- Lo siento, pero no entiendo.

Es molesto para el que lo dice, pero debe serlo mucho más para el que lo escucha: él había pensado que eras su plan para esa noche y acabas chafando ese plan. Todo se reduce a un desacuerdo entre las partes. Distintos gustos.


Tampoco tengo problemas con el color de la piel, de los ojos o del pelo de la gente que me rodea. En cuanto a la personalidad, bueno, todos somos distintos y no todo el mundo encaja con el resto del mundo. Son cosas que pasan. La vida serie más pacifica si todos nos entendiéramos a todo el mundo, pero a la larga, y en definitiva, acabaría siendo más aburrida. No me gusta discutir ni las peleas, y tal vez leyendo esto y lo anterior pueda sonar a contradicción, pero mi yo anterior era peor y prefiero no pararme ha hablar de él, suficiente tiempo de mi vida a ocupado ya como para que también ocupe páginas de esta historia.


Soy alto, aunque no muy guapo, pero tengo mi encanto. Gasto algunas horas en raparme la cabeza, los años no perdonan, pero no importa, no los cambiaría por nada, ni por una melena hasta los pies. Soy simpático, se escuchar a la gente, aunque he aprendido a no callarme. Me gusta que la gente esté de buen humor, así que hago lo posible porque lo estén, por eso se hacer reír a la gente.


Parezco el chico perfecto, un buen partido, pero ni estoy tratando de ligar con nadie ni es oro todo lo que reluce, tengo mis defectos, que pueden ser muchos y muy malos, pero tendrás que descubrirlos. Si, si, también me gusta ser un poco chulo y darle picardía a la vida, son dos días, sí que pásalos lo mejor que puedas en todos los sentidos, no solo desfasando: haz algo que te guste de verdad, haz algo que no te atreverías a hacer ya sea porque no es de tu estilo, porque te asusta o te impone respeto, muéstrate tal y como eres sin importarte lo que digan o piensen los que te conocen y mucho menos los desconocidos, haz que tu chica o tu chico o esa persona que te gusta y que no lo sabe sonría y ría como nunca… supongo que se entiende a que me refiero y no me tengo que extender más para que parezca un libro de autoayuda, pues esa no es la intención.


Cuando decides renacer, empezar una nueva vida o simplemente cambiar no sabes por donde empezar, tienes una idea, un objetivo, pero como llevarlo a cabo o como llegar hasta ello… eso es otro cantar. Eso si, siempre despacito y con buena letra, poco a poco y sin perder la cabeza. Más o menos pasa lo mismo con esta historia, no se sabe muy bien de que trata, ha empezado de una forma un poco extraña, no ha dejado nada claro, puede hasta parecer que esta desdibujada, como si fuera un lienzo mojado o una fotografía medio revelada. En ambos casos no se ven bien los colores.


A base de comparaciones hemos llegado al punto y final. Continúa en la siguiente página.

martes, 7 de julio de 2009

Eso

Un paso, otro paso y otro más. La pared que ni a cabezazos cae.
Un paso, dos pasos, tres pasos. Una ventana, ¿qué habrá al otro lado?
Tres pasos más. La puerta, ¿hay un mundo allí afuera?
En mitad del camino una silla que gira y gira y siempre mira al mismo sitio.
¿Tento tiempo perdido? ¿Habrá merecido la pena?

- ¿Tú quién te crees que eres?

Silencio.

lunes, 22 de junio de 2009

Nota a pie de página

Hace algún tiempo comencé con este blog.
No sabía realmente que quería hacer con esto.
Podía ser simple envidia de los blogs de otras personas a las que conocía.
Podía ser porque tenía ganas de escribir y necesitaba donde hacerlo. Siempre he querido escribir algo grande, pero ni sé lo que significa eso. Por eso escribo lo que escribo.
Tal vez se trate de encubrir una vez más una forma de encubrir lo que pasa por medio de historias u otras historias que tratan de mi realidad. Más de lo mismo.
Tal vez empecé esto por el simple hecho de leer a gente y ser leído. Escribir en un cuaderno para que se quede guardado para siempre no suele servir de mucho.
Pero esto no es un adiós ni un hasta luego, ni un nos vemos luego. Creo que necesito replantearme lo que hacer con este blog y aquí lo comunico.
Gracias a los que han leido hasta ahora, bienvenidos a los que empiecen a leer.
Un saludo para todos.

viernes, 12 de junio de 2009

Éxitos de ayer y de hoy


Queen of Hollywood. Talk on Corners. The Corrs. Había escuchado la canción, el disco, el grupo desde que era un niño y llevaba su walkman en la mano. Desde1998. Desde hacía once años. Poco había cambiado, había pasado del viajo walkman pegado con celo al móvil última generación donde iban almacenados en mp3 ese disco, toda la discografía y algunos grupos más. Seguía viajando, de pie, en el metro, a la gran ciudad. Que lo único de grande que tenía era su extensión, comparada con otras ciudades del país y el ser la capital. Pero solo era una ciudad más, él solo era un chico más, del montón, de la parte baja del montón, donde los pocos que llegaban ya estaban cansados de todo lo anterior. Él era bueno, algo callado y un poco maniático con algunas cosas. Era peculiar, por no decir raro. Solo había que ver sus años y la música que iba escuchando y desde hacia tanto tiempo... Siempre había un ‘desde hacía tanto’, hacia tanto que no salía regularmente, hacia tanto que no sabía donde estaba su corazón, su cabeza, ni su alma. Tal vez estaba lejos, lejos del vagón, lejos de la ciudad, lejos del país, lejos del planeta. Incluso puede que no hubiera realidad en la que sus pensamientos, ideas, deseos, sueños y sentimientos, fueran posibles. Pero ahí estaba, de pie en el metro, porque ya se sentaba en el autobús y ya pasaba muchas horas sentado, aunque le gustaba pasear e incluso salía, alguna vez, a correr; parecía normal, tranquilo, no sonreía pero nadie podía decir que no era feliz. Escuchaba su música, miraba alrededor, clavaba la vista en la oscuridad del túnel, a través de un viejo y sucio cristal. Al igual que el vagón, el mundo estaba en movimiento, él se movía con el mundo, con el vagón. Su mente estaba en blanco, respiraba por la nariz con la misma dificultad que siempre, cosas del tabaco, al igual que el casi carecer de sentido del olfato. En ocasiones no miraba a la cara al hablar. Siempre había tenido ese defecto, como otros muchos, de los cuales era consciente, pero no se para en ellos, no los ocultaba, ni perfilaba; estaban allí, siempre habían estado y no hacía nada para que no dejaran de estar.


Aunque era egoísta, porque todos lo somos, trataba de no pensar en si mismo, pensaba siempre en otros, anteponía la seguridad y felicidad de todo el mundo antes que la suya. Él estaba para vagar en la tierra, también como todos, pero vagaba procurando no llamar la atención más que para evitar que el mundo cometiera los mismos errores que él había cometido. Pero también todos, como es normal, queremos hacer lo que nos de la gana, este bien, mal o regular, por eso solía tener muchas peleas, que aunque le importaban, intentaba hacer creer que no le importaban. Todo por el bien de los demás. ¿Y él? Se encogería de hombros y diría que no pasaba nada. Siempre había sido así, siempre sería así. Él era así.


Hoy, como ayer, como siempre, se parará un instante en algún lado, con los ojos cerrados, intentando detener el tiempo para congelar una imagen en el tiempo. Pero lo saben, todos, él y ella y puede que mucha más gente que ellos conozcan o no; hay una pequeña realidad que aparece muy bien en la canción, que ha sido así siempre y que se mantiene e intensifica cada segundo de cada día: She's never gonna be like the one before

lunes, 11 de mayo de 2009

Alicia en el País de las No-Maravillas

Era de noche. seguía en esa casa, en ese porche. Un libro en su regazo. Niebla a sus pies y los árboles amenazadores. Era el paisaje de una pesadilla. Pero no pasaba nada fuera. Estaba oscuro y podía hacer algo de frío, pero nada inquietante, nada peligroso, nada que asustara, nada que temer. Nada fuera de esa casa. el terror estaba dentro. Tenía nombre y forma. el terror eran unos gemidos no contenidos producidos por alguna pareja. Y ella los conocía, a los dos. A él y a ella. Más que nada a él. El chico que habia vuelto convertido en hombre a la ciudad y que tenía todo lo que ella amaba y que había perdido todo lo que odiaba. Incluso había ganado algo que la extrañaba, la confundía. Parecía ser otro y era él. Ya no sabía cuantas veces lo había repetido.
Sin embargo, se adelantaron. Un día llego al trabajo entusiasmado. era él y no era él. Habñia algo distinto aquel día en su rostro. trabajaban juntos, habían recuperado la amistad y se lo contó. Habló de ella por los codos. Escucho paciente, escucho normal, le animó. Entonces al ir al baño, lloró. en silencio, con fuerza, inexplicablemente, de corazón.
Volvió a parpadear, quería salir de esa pesadilla. Sabía que ellos estaban en la cada, en la habitación, en la cama. Juntos. Y ella hacía todo lo posible por despertar aunque su cuerpo no se movía. Ni en el sueño, ni en la cama donde dormía. Quería que el despertador sonara, quería despertarse. Hacía un esfuerzo por obligarse a despertarse. Pero no lo conseguía, no podía. Seguía escuchando esos ruidos que la atormentaban, que aumentaban de volumen. Iba a volverse loca. A estallar. En ese momento solo queía que todo acabara.
Y su deseo se hizo realidad.

domingo, 10 de mayo de 2009

Los ángeles que caminan por la tierra

Podía tener los ojos cerrados o abiertos de par en par. Podía soñar o estar despierto. Podía todo o nada. Siempre había dependido del lugar por el que mirara. Dependía de la perspectiva. Ese era el juego: tener los pies en la tierra o ir saltando para conseguir volar durante un instante corto, efímero y que tanto significado daba a la vida.
El mundo está lleno de locos ¿Quién no lo sabía? La respues importaba bien poco. y si había un cuerdo entre ellos quien lo había decidido, quien lo había nombrado cuerdo. Solo él lo pensará. Mirará a todos los que le rodean y dirá que él es distinto y por lo tanto cuerdo. ¿No está el mundo lleno de locos? Puede que él incluso dude. ¿Si soy distinto soy el loco?
Sonreía, casi reía y casi era una risa demente. Pues nunca se había detenido a pensar en esas cosas. Pues nunca esas cosas habían pasado por su mente. Solo hay un culpable. Y de nuevo su rostro se iluminaba. Lo había intentado con todas sus fuerzas, había deseado cambiarlo con todas sus fuerzas. A él, a la situación. Había deseado rebobinar. El mundo es así, sigue adelante.
Negó con la cabeza y alzo la vista. Era ya casi verano, estaba ya casi en el Infierno. La lluvia, la casualidad, el azar, la sorpresa. Asesino de esperanzas. Todo se había esfumado con el tiempo. Que sigue y sigue y por nadie para. La fantasía, la ilusión, los sueños. Todo ha bía cambiado a lo opuesto. El sentido era un sinsentido. Los días infinitos, los segundos eternos. Rutina, rutina, rutina, una rutina por otra. ¿No va a cambiar nunca? Ella quería, creía, queria creer... ¿Hasta cuando?
Una mezcla extraña de sensaciones, de esas que no provocan nada, que no transmiten nada, pero que dejan un extraño sabor en la boca, recorrió su cuerpo. Ella se alzó, se elevó, primero un pequeño brinco, luego otro. Quedó de pie en el respaldo de un banco y manteniendo el equilibrio caminó hasta el borde. alrededor la miraban, ansiosos, deseosos... esperando que cayera, para aplaudirla, para reirse, para recogerla... simplemente para verla. Y se precipitó al vacio desde el borde. Cerró los ojos. sintió el aire, la paz, la libertad. No existía nada, ni ella misma, ni sus pensamientos, ni sus alegrías, ni sus penas. Él tampoco estaba.
Cuando pisó la tierra, pues no se golpeó, había sido una caída controlada, creyó entenderlo todo. Él era un chico bueno, él era maravilloso. Pecular, rozaba lo extraño. Indeciso, algo perdido, despistado, que prestaba atención a los detalles que no debía. Inadaptado por vocación, que no entedía su vida porque no quería. Tierno, dulce, cariñoso... Era un ser humano...
Me ha dado tanto bien y me ha quitado tanto mal, que no me he detenido a mirar más allá de esos detalles hasta que lo he tenido en lo más profundo de mi corazón. Donde vive, donde sigue, donde me da calor y me provoca dolor.
Él era él, simplemente él, nada más que él. De tal manera era él que era extraño de comprender.
Un ángel que camina por la tierra. Esa había sido su respuesta esa mañana, cuando había dicho que se marchaba y e´l había preguntado, ¿qué soy para ti?

jueves, 7 de mayo de 2009

Rebobinando

Allí estaba ella otra vez. Se agarraba como una especie de animal, mezcla de gato y simio, al marco de aquelle puerta. ¿Cuantas puertas, cuantas habitaciones, en cuantas ocasiones había estado así? Era mala con los números, pero tenía buena memoria, vía las caras, veía las puertas, veía su postura. Parecía que se aomaba tímidamente, que alzaba el pie para rascarse la otra pierna. Parpadeaba, sonreía. Una sveces entraba, otras se iba. Otras esperaba que al morderse el labio el chico en cuestión sintiera deseo y se lenzara a por ella. Pero ahora él ni la miraba. Estaba tumbado con los ojos cerrados. La frustraba hasta decir basta, hasta la saciedad, por completo, de tal manera que quería morderse más fuerte el labio hasta sangrar, hasta gritar, hasta que él se levantara preocupado y la mirara. Fuera junto a ella, preguntara, se preocupara. Pero era un sueño vacío, una ilusión. Imposible. Apretaba los ojos con fuerza y deseaba retroceder. Rebobinar hasta esa tarde. Hasta la lluvia, hasta ese momento, ese lugar, esos gestos. Queri estar debajo del paraguas, mirar esa cara, esos ojos, esa sonrisa y no hacer nada. No quería corresponder, no podía, ya sabía y no podía. Deseaba estar ante esa imagen, esa situación y dejarla pasar. Aplastarla, desgarrarla, destrozarla hasta que desapareciera. Volvió ha abrir los ojos y miró de nuevo. alzó la vista al techo, resopló, dio un taconazo contra el suelo. Apretó los dientes por el dolor y recorrió el espacio que los separaba, prácticamente saltó a la cama y lo abrazó con fuerza. Besó su mejilla y cerró los ojos. Laura tradó unos instantes en dormirse, mientras sus pensamientos se deshacian. Cristian, con los ojos aún cerrados, pasó la noche en vela. No era la primera vez que los sueños no acudían a su cabeza.

miércoles, 6 de mayo de 2009

El último beso

El último beso es un beso largo, fuerte. Un beso lleno de pasión. Es un beso desesperado, un beso tierno y dulce. Es un beso cálido, húmedo, frío. Es un beso en los labios que se convierte en un beso que profundiza hasta los últimos rincones que la lengua alcanza dentro de la boca ajena. Es un beso muy muy lento que quiere acabar rápido. Es un beso infinito, repetitivo, fugaz. Un beso único.
Es el beso que él nunca quería dar, el beso que ella nunca queria aceptar. El beso que ambos rechazaban, despreciaban, evitaban y, que de alguna manera, ansiaban que nunca llegara.

domingo, 3 de mayo de 2009

Carrera


Lo recordó durante todo aquel día. Entre él y alicia todo había ido bien hasta esa noche. Había estado nervioso. La panda había tenido problemas y llevaba el arma encima. La sacó cuando no debía, a quién no debía y con quién no debía. Ella había salido corriendo y no había vuelto a saber nada de ella. Había llamado, había intentado ir a su casa, pero nada, nada de nada. No podía tirar la puerta ni volver a sacar el arma para que le habríeran la puerta. Así que su corazón se congelo. Todo a su alrededor se congelo. Solo había un fuego en su vida, la gente con la que trataba, esa gente dificil y peligrosa y sabía que antes o después iba a acabar mal. Por eso decidió acabar con todo. Fue complicado trazar un plan en el que sus padres no llegaran a saber nada y, sin embargo, acedieran a mudarse a otra ciudad por el capricho de su hijo de 16 años. Pero lo consiguió y la tarde antes fue, donde siempre, y lo dejó todo: las armas, las llaves, los contactos, las agendas. Todo y se marchó. Evidentemente no había nadie, asi que nadie pudo detenerle, ni encararse con él. A la mañana siguiente, lo suficientemente temprano, iba apoyado, nervioso y alerta mirando por la ventanilla trasera del coche familiar. No apareció nadie. El quería escapar y le dejran escapar. Iba a ser duro no ser nadie en una ciudad pequeña. Pero tal vez se merecía eso. Las chicas, los amigos, todo... lo había cambiado según su antojo, asi que iba siendo hora de cambiarse a sí mismo. Según pisó su nuevo hogar, empezó una nueva vida, en la que pasaba desapercibido, en la que no llamaba la atención, en la que vivía solo por y pasa si mismo. Encerrado en si mismo. Y nadie sabía que estaba huyendo de si mismo y de pasado. Era su secreto.

viernes, 1 de mayo de 2009

Hoy II

El metro. La gente empujando al entrar y salir. Otros colgado de barras para sostenerse. A otros no le hacen falta. Cristian resoplaba. Madrugada. Primer día e iba algo tarde para ese trabajo que había surgido de la nada. Una llamada de una compañía importante. Se rió al teléfono durante un rato pensando que era una broma de mal gusto. Pero al final se dio cuenta que era algo serio y no dejó de estar colorado hasta que salió con buena impresión de la entrevista de trabajo. Y allí estaba. De camino al trabajo. suerte que el azar en muchas ocasiones jugaba de su parte. Llegó antes d elo que pensaba. Tuvo que esperar en la recepción hasta que llegó el jefe que lo había contratado.Saludo a todo el mundo que pasaba y cuando la rubia recepcionista le hizo un gesto. Se levantó y se fue detrás del hombre trajeado que hablaba sin parar. Él intentaba asentir aunque no seguía el hilo de la conversación. Solo fue a decir algo cuando se paró en la sala de reuniones. Pero entonces aquella mujer que esperaba allí se volvió, tendió y estrrechó su mano involuntariamente mientras su corazón se aceleraba. La reconoció y era más hermosa de lo que su sueño había mostrado, más de lo que recordaba. Era ella y a la vez no lo era. Su voz no había cambiado. Había crecido. Era una mujer. Hola, Alicia. Fue lo único que pudo decir durante todo ese día.

jueves, 30 de abril de 2009

Lluvia

Apoyó el pie contra la pared para estar más cómoda. Ya tenía la espalda apoyada contra el cristal. soltó el humo de sus pulmones y lo dejo salir libre, a su aire. Tiró la ceniza al suelo y miró al frente. Estaba empapada. Llovía. Como siempre se había dejado el paraguas en algún lado. Posiblemente a casa. Había caminado tranquila hasta mojarse, hasta que la lluvia dio lugar a un dilubio. No tenía prisa, pero tampoco se podía quedar allí todo el día. Por eso mismo no lo penso. Laura era así, una chica de acción, una chica de reacción. Una chica de ciencias no-exactas que hacía las cosas sin pensar en las consecuencias. Solo vio dos cosas. Alguien que iba a paso lento y un paraguas amplio. corrió y se coló debajo del paraguas. Se tomó la libertad de enlazar su brazo con el del chico que llevaba el paraguas. alzó la cabeza para mirar al chico. Este parpadeó y acabó sonriendo. esa sonrisa atravesó a Laura de parte a parte. Lentamente, dubitativa fue esbozando una sonrisa, cada vez más amplia y sincera. El cielo gritó. El cigarro cayó al suelo. La escena fue iluminada por varias antorchas azules y moradas brillantes que pasaron lejos por encima de sus cabezas, provocadas por el choque de las nubes que debían estar peleando a muerte.

miércoles, 29 de abril de 2009

Alicia en el País de las Maravillas

Alicia estaba sentada en el porche de una típica casa de campo americana. Estaba en un sofá de mimbre, miraba e intentaba leer un libro. Pero su cabeza se alzaba continuamente para mirar como jugaban a lo lejos. A pesar de la distancia podía ver perfectamente que eran un niño y una niña.Que era rubios y tenían los ojos azules. La parte de Alicia que era consciente de que todo aquello era un sueño, se preguntó como podía tener dos hijos rubios y de ojos azules sino conocía ningún hombre con esas características y, evidentemente, esos rasgos no podían haberlos heredado de ella. La parte de Alicia que creía que todo aquello era real, sonrió, bajo la vista al libro, su libro favorito, y releyó por decimonovena vez la misma línea. En mitad de toda aquella mezcla de sensaciones y pensamientos, un par de pies asomaron desde el interior de la casa. Ambas partes de Alicia supieron que era el padre de los niños, una figura que transmitía algo de autoridad, seguridad y tranquilidad. Ambas partes de Alicia comenzaron a girar su cabeza para mirar a ese hombre. No puedo ver su rostro. la burbuja del sueño estalló con el repiqueo de un sonido contundente producido por el despertador. La Alicia que se negaba a despertarse tuvo que moverse por su cama hasta llegar al despertador y apagarlo con un golpe seco. Abrió despacio los ojos y miró a su alrededor. Su cama estaba vacía. Suspiro. Y se levantó.

martes, 28 de abril de 2009

Intimidad

El aire en la habitación se movía de forma desigual y estaba caldeado. Salía de una boca para casi entrar en otra. Pequeños ruidos, roces, algo húmedo que besa una piel suave. el sordo chirrío de unas uñas bajando por una espalda. Alguien exhala. Alguien gime. alguien contiene un jadeo. Labios ansiosos que se hunden en una boca deseosa. Dos cuerpos desnudos que se funden, se unen y se separan alternativamanete. Unos dedos sedientos que se alimentan de las gotas de sudor que el calor de sus cuerpos va creando. Escalofríos y temblores recorren sus cuerpos haciendo que las mismisimas llamas del Infierno ardan a su alrededor. Una espada que se asquea. Un sonido ahogado y prolongado al que se une otro poco a poco. Un rozamiento que se va deteniendo despacio. Más labios que se juntan y lenguas que se tocan. Susurros y caricias. Palabras tiernas y respiraciones que se relajan. Movimientos de sábanas. Abrazos. Dos cuerpos juntos, pero ya no mezclados que poco a poco se van durmiendo. Dos corazones diferentes, independientes, que desde ese instante laten como si fuera solo uno.

lunes, 27 de abril de 2009

Hoy

Habían pasado 11 años desde que Alicia había desaparecido. La vida había seguido su camino. Lo último que ella recordaba de Cristian era como llamaba desesperadamente a la puerta de la cada de la chica y como su padre gritaba que se largara. Aquel viejo taxista creía que Cristian había intentado aprovecharse de ella. No podía contar la verdad. No podía contar como había amenazado a un tipo que iba borracho detrás de ellos con una pistola por creer que pretendía robarles. No había podido creerlo. Quería despertar de esa pesadilla en la que aquél chico tierno, bueno, gracioso, aunque un poco vacilón y creído; llevaba un arma escondida en el pantalón desde que lo había conocido. Sintió miedo, terror, salió corriendo. Él intentó sin éxito alcanzarla, hablar con ella, volver a verla. Ella se negó en rotundo. lo último que supo era que se había marchado con su familia de la ciudad. Sonó el timbre del ascensor, se arregló un mechón rebelde del pelo y salió. saludo a sus compañeros y entró en la sala de reuniones. Había nuevas incorporaciones al proyecto. Llegarían enseguida. Alicia no los vio llegar, su silla daba la espalda a la cristalera. al escuchar la puerta se levantó. lo hizo dificil, giró la silla al lado contrario por el que habían entrado, se colocó la falta y la chaqueta aún sabiendo que le veís, se giró, extendió la mano, alzo la vista y su voz enmudeció al ver ese rostro que el paso de los años no había casi cambiado. Él también la reconoció. Ella habló primero, susurrando un nombre: Cristian

Soñando

Dicho y hecho. Cristian soñó. Estaba sobre un fondo de arcoiris. Un arciris que giraba sobre sí mismo llenadolo todo. Pero no era un cartón pintado, ni un juego de luces. El arcoiris se dilataba y abrazaba a sí mismo. Palpitaba. Cerca bailaban loq ue en su mente había identificado como hippies. Una chica con una corbata en la cabeza y con una camisa de hombre. Dos tipos con pelos largos desarreglados, cintas en la frente, el torso descucbierto, pantalones anchos y enormes gafas oscuras cubriendo sus ojos. Otro par de mujeres con el pelo igual de largo, camisetas de tirantes ajustadas, pantalones también anchos. Todos descalzos. Todos bailando. Allí apareció un joven adolescente que desentonaba. Iba de rapero y su rostro lo cubria una capucha. Esa era la imágen que tenía de si mismo Cristian cuando era un adolescente. Nadie se extrañó con su presencia. Solo la pequeña llama de fuego que surgió del suelo. Los hippies se apartaron y desaparecieron, nadie sabe por donde. El fuego quemaba, pero él no retrocedió, ni cuando la llama creció y con ella, el calor. algo nadaba dentro del fuego que se elevaba hasta ese cielo multiculor. Algo crecía. Ese algo tomaba una forma humana. Una forma femenina. una forma diabólica. Un pelo rojo llamarada que llegaba hasta sus piel, unas curvas demasiado peligrosas como para tocarlas sin temerlas. Una sonrisa maquiavélica. Unos ojos hechos de llamas. Un rostro conocido. un cuerpo descubierto. El fuego se apagó y el rojo del cuerpo de aquella chica tomó un tono más rosado. El pelo era castaño claro y no tan claro, aunque casi igual de largo, llegaba hasta su cintura. El Cristian del sueño sudaba por el calor que seguía emitiendo ese ser nacido del fuego e impresionado cayó de rodillas, nervioso, asustado. La chica conservaba esa sonrisa temible y esos ojos ardientes. al fijarse en ellos se sucedieron una serie de imágenes: ella en el bar, en el billar; él la vacilaba, ella contestaba; los días seguidos de partidos de billar, juntos y unidos; el primer beso, el primer bofetón; el segundo beso, el tercero, el cuarto...; el amor; el amor físico; el encontronazo, la pistola, el grito, la carrera; la ruptura; el inmeso dolor en el interior de lo más profundo de su ser; la segunta ruptura; la segunda carrera; la mudanza... Él no pudo mantener más los ojos en esas llamas redondas que lo observaban. Comenzó a sentir la quemazón, el ardor, el dolor. Todo se quemaba y él también. Vio como su cuerpo comenzaba a deshacerse en polvo. Era cenizas. No podía soportar el calor de ese cuerpo de mujer. Y despertó. No grito, pero se incorporó lleno de sudor, temblando y con nervios. Abrazó sus rodillas y suspiró: Alicia.

domingo, 26 de abril de 2009

Malo, malo, malo eres.

Cristian se apartó d ela mesa y se reclinó en la silla, poniendo las manos detrás de la cabeza. En momentos así echaba la vista atrás, a la adolescencia, cuando no habría rechazado tres veces una oferta para salir a dar una vuelta. Por entonces era justo al contrario, tenía que buscar excusas para rechazar quedarse en su casa. Por aquella época vivía al límite pero sin pasarse en algunas. No tomaba más drogas que el tabaco y el alcohol. Hablaba, se reía, se divertía. Y trataba mal a las chicas. No era algo excesivo. No se trataba de levantarles la mano. No, él hacía otras cosas. Se acercaba despacio ha hablar, hacía reír, bailaba y, con los años, fue pasando de buscar un beso, a buscar tocar otras partes de su cuerpo, y de ahí pasó a querer meterlas en una cama. Y lo consiguió. Era un chico normal, que sabía que decir, sabía como actuar, sabía reírse si metía la pata. Tampoco era un Don Juan, pero no se podía quejar. Las que se quejaban eran ellas debido a lo vacíos que eran sus 'te quiero'. Las ignoraba por completo, cuando alcanzaba lo que quería, pasaban al olvido. Eso hico que no tuviera amigas y que, con los años, sus amigos pasaran de decir 'como te lo montas, amigo' a 'te estás pasando tío'. Esas palabras no sirvieron de nada. Cristian se limitó a cambiar de amigos, dejo a los que le miraban con caras raras y que había conocido de toda la vida; a los que le recibieron con los brazos abiertos y jamás querría haber conocido. Las risas aumentaron de volumen con sus conquistas a la vez que aumentaba la violencia. Se metía donde no le llamaban y junto a los aplausos recibía los golpes. La noche que tuvo un cuchillo en la mano se lo puso a alguien en la garganta hasta que los humos se relajaron para que nadie acabara herido, aquella primera tarde que pasó en el descampado logró acertar en la lata mientras empuñaba la pistola. ¿Qué habría sido de él si no hubiera conseguido salir de allí? Se volvió a agachar sobre la mesa, mientras apoyaba mas manos en ella. Esa noche soñaría y sabía con quien.

sábado, 25 de abril de 2009

Secreto

Al contrario de lo que pueda parecer, Cristian era hablador, le contaba arrancar, pero una vez que
lo hacía podía de cualquier tema. También sabía guardar secretos. Además tenía un secreto que no
había contado a nadie. Él no era un hombre bueno. Cualquiera que le escuchara decir eso o que
leyera su mente pensando eso de si mismo, acabaría pensando que se estaba infravalorando. Pero era
un hombre malo, lo había sido durante años. Durante esa época llamada adolescencia. Es cierto que todo el que pasa por esa época es, en mayor o menos medida, un rebelde contra todo. Cristian había tenido problemas con sus padres y otros parientes, con amigos y amigas, con casi todo el mundo. Pero había sido malo, había buscado peleas y de las serias, había usado a las chicas para sus fines... Era normal que no se acordara de su infancia, pues aquél niño se había transformado en un monstruo. Nunca había confesado que la culpa la tuvo una nota que dejo este mundo hace mucho tiempo. No puedo vivir ni un instante sin ti. Ambos hemos tenido la culpa. Se que esto no es lo que esperabas de mi. Ante todo te pido que sobrevivas por mi. Te quiero. La autora de la nota dejo este mundo poco después de escribirla. Critian jamás vio el baño de sangre en el que ella decidió acabar. Tuvo pesadillas durante un tiempo con esa escena. Pero de eso hacía mucho tiempo, ahora sus noches no eran tan terroríficas. En el fondo de su ser seguía vivo ese recuerdo, esa pesadilla. Ella estaba allí, siendo como era antes de llegar al fin.

viernes, 24 de abril de 2009

Infancia

Incluso en esos eternos viajes en transporte público soñaba. Fijaba la mirada a través del cristal en la nada. Y aunque sus ojos veían, su cabeza estaba en otra parte. En su mundo interior. Sus sueños no eran de esos que ocurrían en el mundo real, sus sueños hacía mucho que no se hacían realidad. Los había dejado de lado. Se puede decir que soñaba realidades. Soñaba sueños que podían pasar en la realidad. Nada de héroes y villanos, nada fantástico ni de ciencia ficción. Eran situaciones cotidianas. Nada más y nada menos. Encontrarse con alguien, una visita a algún conocido, rememorar viajes pasados y lo que en ellos había ocurrido. Eran sueños normales. Solo había una pega en esos sueños de recuerdos. Jamás volvía a su infancia. Y eso era muy curioso. Sus recuerdos sobre su infancia se habían difuminado en su memoria. Eso era algo extraño. Cuando hablaba con sus padres o con otros parientes sobre esos años, todos le contestaban lo mismo. Según ellos, él había sido el niño más risueño que habían conocido, activo, imaginativo. Tal vez no había comido bien durante un tiempo, tal vez había sido algo débil, tal vez pasaba mucho tiempo solo por el trabajo de sus padres por aquella época. Pero había sido un niño alegre y feliz. Eso le llamaba la atención, ¿porqué había olvidado esos años felices? Tampoco se paraba mucho a pensarlo, si podía llegar a ver que había sido como decían que era por entonces, y podía compararlo con su yo actual. Mucho, demasiado, había cambiado. Pero no soñaba con su infancia. No quería reconstruir en un sueño lo que no había sido, no quería trastocar los pocos recuerdos propios y los otros que había creado gracias a las palabras que le habían dicho. Además, lo único que quedaba de entonces en él era la imaginación y la soledad. El tiempo había borrado lo demás.

Círculo vicioso

Su vida era una rutina: despertarse, ducharse, vestirse, hacer la cama, desayunar y salir de casa hacia el mismo edificio alto e imponente. Allí entraba tras pasar los controles rutinarios, iba a las taquillas, cogía el material que necesitaba, iba al mostrador tras buscar lo que quería consultar, se pasaba horas y horas buscando, volvía a casa, se sentaba a esperar la hora de la cena y cenaba, esperaba a que le llegara el sueño y se dormía. Entonces su mente vagaba por distintos parajes, aunque siempre se detenía en el mismo. Una playa inesixtente, ya que ninguna escapa al control del hombre, no quedan playas vírgenes en las que se puede pasear en soledad al anochecer. Allí estaba agusto, feliz. Se sentía bien. Pero sabía que mucho más allá de la imaginación, la realidad no era así. Sonreía, se acariciaba la cabeza (pues hace mucho tiempo había renunciado a dejarse crecer el pelo) y caminaba hasta ese punto negro en la playa, el punto de retorno, el punto que le llevaría a la realidad, a la rutina. Aunque no se inmutaba, si el quisiera todo podría ser diferente o, al menos, en parte pero era cosa suya salir o no salir del círculo. Aunque todos lo decían, nos mal, otros bien: 'Si no has salido ya, es porque no te da la gana.' Él no se lo tomaba en cuenta, ellos tenían otros ojos y veían otras cosas que su espejo no le devolvía. Él no les culpaba. Recordó ese pensamiento mientras volvía a abrir los ojos, se desperezaba y comenzaba a pensar si alguna vez las piezas dejarían de encajar en su círculo.

jueves, 23 de abril de 2009

Él

Me han dado mucho nombres, unos buenos y otros malos. Pero no me he puesto ninguno. Pero soy tan de carne y hueso como todos vosotros. Aunque como a todos, mis padres me pusieron un nombre: Cristian. Nunca les he preguntado porque lo hicieron, pero la respuesta es simple:así se llama mi padre, así se llama mi abuelo. Es un tradición. Hay otras muchas en mi familia y las que también he heredado es el sueño, soñar sin parar, ser un idealista de todo y no saber reaccionar ante los problemas de la realidad. Es una herencia algo absurda y muy molesta. Aunque tiene algo bueno. Me sirve para hacer sonreir y que el mundo, todo, olvide los pesares. En esos momentos, cierro los ojos un instante, dejo volar la imaginación que rebusca en los confines de la fantasía. cuando vuelvo a abrir los ojos, ya no soy yo. Me he transformado en otro ser: soy Él.