domingo, 10 de mayo de 2009

Los ángeles que caminan por la tierra

Podía tener los ojos cerrados o abiertos de par en par. Podía soñar o estar despierto. Podía todo o nada. Siempre había dependido del lugar por el que mirara. Dependía de la perspectiva. Ese era el juego: tener los pies en la tierra o ir saltando para conseguir volar durante un instante corto, efímero y que tanto significado daba a la vida.
El mundo está lleno de locos ¿Quién no lo sabía? La respues importaba bien poco. y si había un cuerdo entre ellos quien lo había decidido, quien lo había nombrado cuerdo. Solo él lo pensará. Mirará a todos los que le rodean y dirá que él es distinto y por lo tanto cuerdo. ¿No está el mundo lleno de locos? Puede que él incluso dude. ¿Si soy distinto soy el loco?
Sonreía, casi reía y casi era una risa demente. Pues nunca se había detenido a pensar en esas cosas. Pues nunca esas cosas habían pasado por su mente. Solo hay un culpable. Y de nuevo su rostro se iluminaba. Lo había intentado con todas sus fuerzas, había deseado cambiarlo con todas sus fuerzas. A él, a la situación. Había deseado rebobinar. El mundo es así, sigue adelante.
Negó con la cabeza y alzo la vista. Era ya casi verano, estaba ya casi en el Infierno. La lluvia, la casualidad, el azar, la sorpresa. Asesino de esperanzas. Todo se había esfumado con el tiempo. Que sigue y sigue y por nadie para. La fantasía, la ilusión, los sueños. Todo ha bía cambiado a lo opuesto. El sentido era un sinsentido. Los días infinitos, los segundos eternos. Rutina, rutina, rutina, una rutina por otra. ¿No va a cambiar nunca? Ella quería, creía, queria creer... ¿Hasta cuando?
Una mezcla extraña de sensaciones, de esas que no provocan nada, que no transmiten nada, pero que dejan un extraño sabor en la boca, recorrió su cuerpo. Ella se alzó, se elevó, primero un pequeño brinco, luego otro. Quedó de pie en el respaldo de un banco y manteniendo el equilibrio caminó hasta el borde. alrededor la miraban, ansiosos, deseosos... esperando que cayera, para aplaudirla, para reirse, para recogerla... simplemente para verla. Y se precipitó al vacio desde el borde. Cerró los ojos. sintió el aire, la paz, la libertad. No existía nada, ni ella misma, ni sus pensamientos, ni sus alegrías, ni sus penas. Él tampoco estaba.
Cuando pisó la tierra, pues no se golpeó, había sido una caída controlada, creyó entenderlo todo. Él era un chico bueno, él era maravilloso. Pecular, rozaba lo extraño. Indeciso, algo perdido, despistado, que prestaba atención a los detalles que no debía. Inadaptado por vocación, que no entedía su vida porque no quería. Tierno, dulce, cariñoso... Era un ser humano...
Me ha dado tanto bien y me ha quitado tanto mal, que no me he detenido a mirar más allá de esos detalles hasta que lo he tenido en lo más profundo de mi corazón. Donde vive, donde sigue, donde me da calor y me provoca dolor.
Él era él, simplemente él, nada más que él. De tal manera era él que era extraño de comprender.
Un ángel que camina por la tierra. Esa había sido su respuesta esa mañana, cuando había dicho que se marchaba y e´l había preguntado, ¿qué soy para ti?

2 comentarios:

  1. Me siento completa y absolutamente personificada e identificada en Laura.Yo tambien tengo un ángel en mi vida ¿sabes? uno que me hace mucho bien (:
    Capullo,me encantas.
    Te quiero.

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  2. ...y los angeles caminaran en la tierra...me levante un día...y lo único que mi mente repetía y repetía eran estas palabras....será así....a veces tengo la sensación de que no soy de este mundo...raro...pero cierto....

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